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Máscaras

  • Pablo Guerra
  • 7 dic 2016
  • 6 Min. de lectura

Agente doble (espía): “actúa fuera del sistema de la verdad y dentro del sistema de las apariencias” (Fabbri, 1962, p16). Fabbri habla de cosas bastante acertadas dentro del abordaje de mi obra, que básicamente refiere a una serie de demostraciones que parecieran ser verídicas dentro del común de lo “verdadero” o como lo describe Fabbri “simulacro de verdad creíble”.

La máscara como concepto no es exactamente lo que utilizo, es más una herramienta a la que le adjunto un concepto, el cual me permite desplazarme más libremente, me proporciona un hacer; este hacer construye la obra a partir de conceptualizar la herramienta. La máscara me hace poner información comunicativa a mi entorno y en base a eso manifiesto la máscara visible para el emisor que la requiera y como la requiera; así sin más le adjunto una personalidad social-activa y yo alimento mi interno con un secreto más, haciendo esto en repetidas ocasiones, convirtiéndolo en un círculo vicioso, el cual hace lo que llamaría Fabbri (1962) un “proceso de secretos interno”, con eso me refiero a la interacción interna de estas máscaras.

Esto a lo que llama Fabbri “proceso de secretos interno” lo interpreto como la creación de estas máscaras antes de ser utilizadas, al igual que el lenguaje, estas tienen una imagen acústica, como le llama Saussure (1954) en “curso de la lingüística general”, hay un proceso mental en el que el contexto y la máscara generan un doble sentido, como el albur, necesita un contexto para ser, por sí sola, la máscara no tiene sentido alguno y carece sí misma, no contiene nada, dejaría de tener un nivel conceptual y a su vez dejaría de ser una herramienta.

La máscara es dentro de mi postura, es una serie de capas que tratan de cubrir las otras capas que ya se usaron, como un lienzo que ha sido reconstruido una y otra vez, hasta que el resultado sea convincente, o que la tela se pudra. Justo como mostraba en “In the minds of evil” (producción personal de 2015) que era básicamente la cochinada “vomitosa” y suciedad al hacer, al pintar, al dibujar, todo con un toque especial de suciedad, absolutamente todo, mantengo este “hacer cochino” para dar a notar como las capas pueden cubrir incluso el hueco más pútrido del ser de cada quién, como eso a lo que la psicología dice curar, pero que sólo le pone parches para hacer creer que todo está bien, o en una experiencia que me encontré dentro de un grupo de autoayuda, de verdad creían salir curados de este lugar, las personas creen que puede ser regenerado lo que está mal en su interior, lo cual yo creo que es una tontería, entonces justo entran en este ejercicio de parchar, o de querer curar una fractura expuesta con una gaza de 3 centímetros. El hacer “cochino” es este ejercicio de querer re-hacer algo para presentarlo e incluso legitimarlo para que socialmente sea válido; este desplazamiento me lleva a tratar de ponerle parches a mi hacer artístico, presentar algo “cochino” y legitimarlo como válido para una galería, sin meterme en problemas de hechura y mucho menos de opinión pulcro-conservadora.

Fabbri (1962) menciona un secreto en la imagen, a la que llama “entidad estable”, este término es preciso en mi pensamiento a partir de esta sociedad pulcro-conservadora (claramente falsa) que mencionaba, es todo aquello que es impuesto socialmente lo cual nos lleva a muchas vertientes de máscaras, que son construidas por el entorno, no por el ser. En un ejercicio del juego como parte de mi pieza abordo este tema con ligeros tintes de falso ego e incluso como un querer alimentarme de un agente externo o infectarme con lo que pudiera apropiarme del otro; y en este pequeño ejercicio, hago un escrito mostrando panoramas de apropiación de un alguien, y como no tenemos un algo totalmente perteneciente a nosotros, todo es una construcción e imposición, como un número de seguro social, número de lista en la primaria de gobierno que te tocaba, numero de elector e incluso el nombre por el cual te identificas a diario; estos son claros ejemplos de la relación social-personal que pareciera tener funcionalidad o que simplemente te hace “participe” de un proceso contextual en el que se acuerda que eres alguien para un grupo de “algüienes” y estos son alguien para ti, justo en ese momento, tienes tu herramienta (máscara).

Tengo prácticamente una máscara para cada ocasión y esta se queda en un algo, guardado para siempre por si se ofrece, como hace lo dice Loomis (2007) “el rostro permanece cubierto no por lo que le rodea, sino por lo que el sujeto interpreta de lo rodeado”, esto me convierte en un coleccionista, un acumulador que jerarquiza cada una de las modalidades en se presenten estas máscaras, así mismo van siendo utilizadas para cada momento en el que se requieran, cómo la foto del INE, la del certificado de preparatoria o la de perfil de Facebook, cada una para un fin distinto. Como si realmente la apropiación de momentos construyera la máscara o la máscara construyera los momentos, es un hacer participativo del contexto y sujeto.

Hablar de Máscaras es un tanto difícil, porque es un término que le he implementado a mi experiencia estética con el espejo, aquel ejercicio que me desfragmento la psique, siendo un ejercicio de dibujo, se convirtió en mi afección más fuerte para poder moverme en el campo de la semiótica; esto me ha trasladado a un nuevo panorama del hacer como artista, al tratar de construirme en base a los demás, se convirtió en una tarea laboriosamente “horrible”, un capricho, un procurar hablar de mi contexto; realmente no tenía ganas de hablar del otro y aun así trataba de mantener mi postura de “construirme en base al otro”(error).

Me he desplazado al momento en que tengo que construirme para proyectar algo al otro (acierto) no planeo provocar absolutamente nada a nadie, más bien provocarme a mí para producir un algo al otro, que eventualmente regresará a mí en proporción a lo que digiere el otro y lo que proyecta para mí, justo como el lenguaje, una serie de acuerdos en los que procuramos entrar en un acuerdo y hacemos como que estamos de acuerdo. En parte de la obra se muestra estos acuerdos, formalidades u ocasiones especiales, y la máscara muestra vertientes de imagen, cargándose de significado o conceptualizándose, como anteriormente mencionaba, en el punto en el que se vuelve una formalidad mostrar la parte estática del secreto y manipulando las máscaras más representativas para terminar con la máscara más subjetiva, aquella que se alimenta del entorno y se convierte en la más pura representación del ser, la que no necesita rostro, deja de ser imagen, porque no es estática, en ese momento el espejo regresa con una conceptualización, ya no como ejercicio de dibujo, vuelve la imagen no estática y la introduce en el ámbito de movilidad del secreto, como ir a una entrevista de trabajo, una reunión familiar, o el simple hacer de no hacer (echare en un sillón) cada uno de estos actos tienen una connotación discursiva en base al secreto, ocultamos las capas que estorban para dar la imagen móvil de lo que somos y dejamos la estática de lado.

Por otro lado la cochinada se queda en lo que alimenta las máscaras, todo aquello que construye contextualmente al ser lo muestro en esta melcocha de imágenes 100 % estáticas y de las que no tengo noción de cómo se explotan en el momento con el sujeto y el espacio, son máscaras de improvisación, así como un hacer a lo fortuito, es un juego de azar que prostituye a la imagen, y esta a su vez introduce al ser en un proceso de comunicación, lo que hace que la máscara se convierta en la herramienta básica de la comunicación, en ese momento se vuelve lenguaje y pareciera que se llega a un acuerdo igualmente que con las máscaras estratégicamente pensadas; entonces la máscara ya puede cargarse de significado, siendo una herramienta, porque así cada quién le na una connotación conceptual productiva y activa.

En general, no quiero mostrar nada para alimentar a nadie, ni planeo ser consumido por mi espacialidad, sólo trato de hacerme creer que mis internos seres existen y les doy un espacio en el que habitaran por siempre, siendo así una colección de máscaras y un acumulamiento de capas.


Autor:

Pablo Daniel Guerra Pavón.

Universidad autónoma del Estado de México

Licenciatura en Artes Plásticas

pabe_war_pavon@hotmail.com


Fuentes:

Dr. Samuel Loomis: “the devil’s eyes” 2009.

Paolo Fabbri: “Tacticas de los signos” 1962.

Saussure: “Curso de lingüística general” 1945

Tobe hooper: “Texas massacre” 1974.

Sean S. cunningham: “Friday the 13th“1980.

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