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Bioenergética en la danza mexica

  • Arisov González
  • 7 dic 2016
  • 8 Min. de lectura

¿Qué es la danza? ¿Cómo surge? Estas interrogantes se han hecho a lo largo de la historia humana, distintos autores han tratado de definirla por el hecho de estar presente desde el principio de la vida hasta hoy, y no importa desde qué perspectiva sea, aún no podríamos quedarnos con una sola definición, ya que se vuelve tan subjetiva su apreciación y experimentación que no podemos aún concluir en una sola idea. Lo mismo sucede con otras formas de manifestaciones; mientras la vida se modifique, habrá formas distintas de expresarlas en lo individual y social.

Danzar puede convertirse en un acto tan personal que no nos permite sujetar a una sola vivencia un solo concepto, es por eso que en cada época y cultura se modifica lo que somos, en consecuencia lo que sentimos y expresamos, una definición no bastaría si se quiere tener una amplia idea, por lo tanto he decidido poner algunas definiciones:

Ignacio Beryes (1946 citado en Sevilla Amparo, 1990) dice que ésta expresa diversos estados del alma con movimientos acordados y acompasados a un ritmo.

Otra definición apunta que:

la danza es una expresión artística debido a que en ella se observa creación y expresión, además de la transmisión del mundo subjetivo que se objetiva en un producto que no persigue directamente la satisfacción de una necesidad utilitaria. Constituye un lenguaje (determinado social e históricamente) en donde el mensaje se transmite por medio de símbolos elaborados con el movimiento del cuerpo humano [...] cabe señalar que el sujeto creador de danza no es tan solo un ente artístico, sino también un ser biológico [...] el cuerpo humano se convierte, en instrumento de producción de símbolos a través de la descarga de energía o de la interacción de fuerzas musculares que generan movimientos corporales, en lo que intervienen la circulación, la respiración y otros fenómenos orgánicos más. Estos últimos elementos son sus raíces físico-biológicas […][1]

John Martin (1939 citado en Sevilla Amparo 1990) define la danza, como un conjunto de prácticas naturales instintivas que se desarrollan hasta llegar a creaciones más complejas, sin embargo apunta que existe un impulso común que nos hace crear movimientos para mostrar estados de ánimo que no podríamos expresar de otra forma.

Paul Nettl (1962 citado en Sevilla Amparo 1990) dice que la danza se halla en la raíz de las relaciones biológicas de los seres humanos y animales, como la respiración, los latidos del corazón y la dualidad del cuerpo.

Lo que retomo de estas definiciones, con miedo a ser obvia, es la capacidad del ser de poder producir movimientos rítmicos que generen estados anímicos a través de los cambios bio-físicos internos, que se modifican en el cuerpo con el movimiento.



Danza como ritual

Danzar, moverse a un pulso, es un fenómeno que existe desde las civilizaciones antiguas para distintos fines dependiendo de cada entidad, época y desarrollo de las mismas. Aún con las diferencias antropológicas, sociales, etnográficas, religiosas etc. mantienen en común la ritualidad, es decir la repetición de su forma de acuerdo al objetivo por la cual fueron creadas, casi siempre por una creencia que mantiene su importancia gracias a la asimilación grupal de un mito, generado para establecer un orden social.

Particularmente me enfocaré en las danzas mexicas, también denominadas aztecas o de los concheros por ser a quienes se les atribuye la recuperación y mantenimiento de la tradición. Lo primero que llamó mi atención fue la existencia de tantos grupos ceremoniales, no sólo como un conjunto de personas que pretenden continuar esta tradición únicamente por el hecho de recuperar, preservar o difundir su cultura como artesanía vendible a quienes se mantienen ajenos a ella, sino el observar el acto de fe y responsabilidad en la ejecución de estos rituales.

Así que decidí acercarme y ser parte de ello en un calpulli, y fui partícipe de las diversas experiencias que propicia no solo el movimiento en sí, sino de la respuesta sensitiva que se goza con los distintos elementos de la naturaleza, con los que se convive al realizar un ritual, comenzando por el sonido que emerge del tambor, huehuetl; a quien no sólo se le ve como un instrumento musical sino el generador del latido de la tierra, entendida ésta como la madre, la que aporta, la que da vida.

El huehuetl es forjado del tronco de un árbol al cual se le denomina “abuelo”, el viejo, el sabio por su largo camino de existencia. En ésta civilización como en otras el tiempo es considerado también como el cúmulo de experiencias que dan la responsabilidad a quien lo ha pasado de ser el guía para los más jóvenes o con menos vivencias, y así como gran abuelo que es, su sonar va penetrando en los sentidos hasta permearlos y exponerlos de acuerdo al alma de cada ser y lo que necesite reencontrar y manifestar.

Una vez respondiendo a lo que me atrevo a nombrar “el llamado de la tierra” a través del gran sabio, te introduces a una convivencia contigo mismo y con la nueva forma de percibir el entorno y la manera en que éste se relaciona con uno, dígase humano, vegetal, animal incluso aquellas formas que tienen la misma composición como el fuego, las estrellas, es decir todo lo que existe en sí mismo en el universo, no importando la modificación que sufra el elemento, percibiendo en éstos una relación bio-físico-química. Por lo tanto, si los elementos responden a la manifestación del ser humano no es de extrañar que sigamos encontrando respuesta con rituales creados justo para buscar comunicarnos.

Otra característica de la danza ritual mexica es que estaban organizadas de acuerdo a lo que marcaba la estela solar, en el primer mes que estaba dedicado a Tlaloc, para hacer el sacrificio se comenzaba con la danza que llevaba su mismo nombre, así en el segundo mes dedicado Huitzilopochtli primero se ofrecía el Motzontecomaitotia, recordemos que en ésta fecha se utilizaban esclavos a quienes no sólo se les quitaba la piel, sino que cortaban sus cabezas para ser utilizadas en esta ofrenda. Las danzas se han adaptado a las nuevas estructuras de pensamiento, no se puede danzar con la cabeza de un ser humano, se consideraría primero un delito, un acto inhumano, entonces se puede decir que la ofrenda no cumple con todos los “requisitos”, aún así se sigue recibiendo respuesta del medio ambiente; ¿por qué a pesar de las modificaciones se sigue comprobando la correspondencia? ¿Es así? O, ¿acaso es sólo la creencia o el añoro que nos hace ver lo que no está sucediendo?


Bioenergética y naturaleza en la danza mexica


Por otro lado, cuando escribí los conceptos respecto a la danza, hice hincapié en la característica de los seres bio-físico-química y lo retomo ahora, ya que el planteamiento de este trabajo es justamente proponer qué otros factores pueden estar relacionados en el intercambio del humano y su hábitat a través de su expresión corporal rítmica, quizá con ello se responda por añadidura, por qué aún en el presente con tanta información, encontramos fe en la ejecución de dichos rituales.

Por ahora tenemos que entender otra acepción desde esta cosmovisión: ¿qué es el espíritu? Se consideraba “una especie de materia sutil, que poseen también las plantas y los animales, y que procede de las sustancias de las que el hombre fue formado por los dioses, que son aquellas de las que se alimentan […]”[2]

Ejemplo: el maíz daba a los hombres un espíritu consciente e inmortal.

Desde el punto de vista científico sabemos que los alimentos se sintetizan y modifican la química interna de un ser vivo, también hay otras formas en la que los cuerpos obtienen beneficios naturales como el recibimiento de vitamina D a través de los fotones que provienen del sol, esto significa que un organismo no sobrevive aislado, necesita del intercambio de materia y energía entre él y lo que lo rodea. Hemos dicho también que el acto de danzar altera el estado físico y químico de quien la ejecuta. Si a esto le agregamos que estos cambios internos se traducen en sensaciones, estados de ánimo y producción de energía, ¿qué posibilidades existen de que el feed-back entre naturaleza-humano esté ligado a la emisión bio-energética entre ellos? Si la energía consiste en ondas que vibran y éstas en grandes cantidades y repeticiones se convierten en sonidos o luz, podemos decir que el impulso instintivo del que habla (John Martin, 1939 citado en Sevilla Amparo 1990) produce esas pequeñas vibraciones que convierten en el cuerpo en gestos, acciones que los humanos traducen a sensaciones corporales, las cuales modifican la temperatura del cuerpo por lo tanto su energía, ahora a esto le agrego que los elementos de la naturaleza también tienen vibración en sus moléculas, que pueden modificarse por la relación energética entre el ser y ella, entonces hablamos de una comunicación de ondas energéticas que conviven naturalmente. Ahora bien, si una danza, un movimiento se crea neuro-bio-física y químicamente con la intención de provocar un fin ritual, por qué no pensar que la respuesta es, por lo tanto, no una creencia con fundamento solamente religioso sino también orgánico.

Cuando un danzante se prepara no sólo entrena su cuerpo para la ejecución, también adquiere habilidades para hacer surgir un estado de ánimo que pasará por una línea de acción dramática (sensaciones) que dejará ver organizadamente para contar una historia y transmitirla en movimiento y energía, así el espectador es capaz de seguir, entendiendo lo que le sucede a ese personaje, traduciendo, interpretando y asimilando el evento desde su experiencia de vida, convirtiendo éste fenómeno en una experiencia suya, que terminará por dar una respuesta en el momento a través de sus reacciones orgánicas mismas que el ejecutante detecta y responde al momento con su lenguaje, comunicación empática.

En la danza mexica no sólo interviene el danzante, existen otros elementos que le ayudan a evocar como el sonido del huehuetl, el caracol, las flautas; el atuendo que es hecho de piel de algún animal, incluso los adornos como las plumas, las piedras, los coyoles, etc. Cada uno de estos elementos tienen significado dentro de la cosmovisión mexica, mas lo que me interesa por ahora es marcar que todo lo que surge de la naturaleza, como nosotros, nos hace partícipes contínuos de la comunicación con todo lo que nos rodea y nos es semejante, es decir, con todo aquello que en algún punto coincidimos naturalmente. Por lo tanto es posible entender que la ritualidad hoy en las danzas, con fines artísticos, rituales o de cualquier otro fin, siga conservándose, porque es decir sin hablar, y ese es el lenguaje de nuestra naturaleza.

Al terminar este trabajo, sólo me quedo con la aceptación de que si alguien me dice “hagamos una danza para que llueva”, definitivamente danzaré.




[1] Amparo Sevilla. 1990. Pgs. 59-65-67.


[2] Yolotl González Torres. 2001 pag. 89


Autor

Lic. Arisov González

Texto presentado para la clase de filosofía y religión

Mtria. Humanismo y cultura 2012




Bibliografía


C. Vaillant George. 1965.La civilización azteca: origen grandeza y decadencia, F.C.E. México.

Del Toro Verónica, Terrén Raúl. . 2008 Biodanza poética del encuentro, Lumen, México D.F

Fernando Díaz Infante. 2007La estela de los soles o calendario azteca, PANORAMA, México.

González Torres Yolotl. 2001 .Animales y plantas en la cosmovisión mesoamericana, CONACULTA, INAH, México.

Hacyan Shagen. 2003 Relatividad para principiantes, F.C.E. México.

H. Laborit. 1973 Del sol al hombre, Laborsa, Barcelona.

López Austin Alfredo. 1985 La educación de los antiguos nahuas 2, El caballito, México.

León Portilla Miguel. 1958 Ritos, sacerdotes y atavíos de los dioses, UNAM, México.

León Portilla Miguel. 1987 México- Tenochtitlán. Su espacio y tiempo sagrados, Plaza y Valdés, México.

Sevilla Amparo. 1990 Danza, cultura y clases sociales, INBA, México.

Trejo Silvia. 2004 Dioses, mito y ritos del México antiguo, Porrúa, México.



"Danza" - Mauricio Romero Danza

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